Luces que no están
madre que no vuelve
lejana, casi inconsciente
manos ajenas la mecen.
Con cabeza reposada
en un sillón volador
bebe las chispas mágicas de la luna
revive memorias distantes
casi invisibles.
Besa de nuevo los rostros de sus hijos
columpiando en delirios
la pequeña cuna blanca
qué no podrá arropar el olvido.
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