Flor encarnada que adorna mi patio,
Cala criolla de piel verde y sangre,
roja brillante como un corazón que late,
hermosa te mueves con la brisa de verano.
Tu belleza me saluda
me trae recuerdos lejanos,
los dedos de la abuela con recelo te cuidaron,
y amor a borbotones, mi madre
te entregó en sus manos.
Ellas me enseñaron a mirar tu gracia
pretencioso corazón carmesí,
a agradecer en tus hojas el sol
y con agua fresca empapar tu raiz.
Brote encendido que a la tierra embellece
cutis salpicado de verde grana,
aunque quisiera, no puedo dejar de verte
me tienes hipnotizada.
Tu erguida espádice blanco amarilla
apunta orgullosa hacia el cielo,
macho y hembra a la vez, osadía de natura,
erotismo sin mesura, néctar de locura.
Ni el viento logra doblegar tu tallo,
no hay aguacero que te espante,
pero al colibrí atrevido dejas beber tus principios,
mientras sueñas maravillosos finales.
A ellas que te cantaron con agua de miel
y te limpiaron con paños de amor,
les brindo retoños de colores mezclados
que en mi jardín han nacido,
y hoy me han enamorado.

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